viernes, 29 de julio de 2011

Cap.49 Sin importar los cambios

Pov: Bella.

La muerte de mi padre había significado en cierto modo el termino de uno de los lazos que me ataba a las vidas humanas antes de mi transformacion. Era difícil pensar como aquellas vidas terminan, más aún cuando estuvieron a tu alrededor, más aún si en algún punto tú seguiste ese trazo, más aún si la sangre que corría por tus venas era la misma que ahora dejaba de hacerlo.

Aquellos procesos tan humanos me llevaban a reeplantearme mi vida. A pensar en el "y sí...", en como hubiera sido mi vida humana, pero era justo ahí donde mis pensamientos se detenían, porque de alguna forma el solo hecho de alejar a Edward de mi destino era imposible. El solo hecho de ver como un simple pensamiento desvanece todo lo importante en tu vida, hace saber que hiciste lo correcto. Porque no perderías por nada lo que tienes.

-Que no se sienta bien, no significa que no sea lo correcto-la voz suave de Edward acarició mis oídos en un tranquilizador mensaje.
-Es dificil desprenderse de alguien que estuvo lo más cercano que nadie jamás podrá estar de ti.
-Él prometió cuidarla, y así será. Iremos cuando quieras-aseguró con conviccion.

Aquello debería bastarme, pero no era así. Un extenso territorio me separaba de mi única hija, que había decidido quedarse donde comenzó todo. No era una idea que me agradara, pero bien sabía que cuando nos mudamos a Alaska ella era infeliz e intento llevarlo como pudo, sin embargo, su dolor solo tenía una cura y ahora su lugar estaba en Forks. No pretendía disimular mi dolor porque era madre y ella supo que al quedarse allí lo sentiría, pero era yo quien lo asumiría esta vez.

-Lo sé...-susurré.
-Tranquila, amor. Siempre podemos llamar todos lo días-su mano trazaba pequeños circulos en mi espalda intentando conciliar mi angustia y su cuerpo que estaba inclinado hacia mi, me permitía observar de mejor forma su rostro.

Era imposible que aquel ser tan perfecto fuera solo producto de la transformacion, el debió poseer esa belleza incluso en su vida humana. Levanté mi mano hacia sus cabellos broncineos que descansaban rebeldes en su frente, acariciandolos de forma suave. Su respuesta ante mi tacto fue cerrar los ojos de forma lenta e inspirando profundo.

-Es como si fuera un respiro. Como si por primera vez puedo sentir que mi reloj se detuvo-él seguía con los ojos cerrados y su respiracion era pausada.
-Sé que es, y desde ahora esa sensacion no te abandonará.
-No es malo realmente, estás conmigo.
-Y tú conmigo-sonrió torciendo sus labios en una sonrisa ladina y abrió los ojos para observarme con una mirada intensa-Y eso no cambiara, señora Cullen-acercó su rostro de forma lenta, rozando mi mejilla con su nariz y comenzó a repartir pequeños besos hasta deshender hasta mi barbilla-...Nunca.
-Nunca-concedí antes de abalanzarme a su cuello y atrapar sus labios.

Sus brazos se ciñeron como un seguro en mi cintura y respondió a aquél contacto entre nuestros labios con las mismas ancias de un primer beso. Porque la sensacion de electricidad que recorría de pies a cabeza por mi cuerpo seguía allí, aquella sensacion de estar por sobre el cielo y más abajo del infierno aún me consumía.

-Tengo algo para ti...-murmuró alejandose levemente.
-Edward, no más regalos-mi voz salió como un ruego, y es que mi esposo no escuchaba ninguno de mis deseos. Obsequiarme articulos costosos parecía haberse convertido en su hobbi favorito y lo odiaba.
-No hay punto de discusion, amor-y ahí estaba con una sonrisa que casi me parecía burlesca. Él ganaba, siempre lo hacía.
-No eres justo-en ese instante cuando pensaba que iba a apelar, se encogió de hombros restandole importancia.
-Tienes razon-una de sus manos dejó mi cintura para perderse en el bolsillo de sus jeans y de allí sacó una llamativa pero sencilla cadena, con un colgante de piedra en forma de "E".
-Edward...-justo cuando iba a comenzar a portestar el me interrumpió.
-Bella, amor, no importa cuanto dinero es, si no el Te amo que quiero que entiendas.
-Podrías decirmelo, con eso bastaría-soltó una pequeña risa.
-Cierto, pero quiero amarte de todas las maneras.
-Tramposo-me queje.
-No discutiré-ahora sí, liberandome de su agarre, caminó hasta estar a mis espaldas y con su aliento rosando de manera exquisita pero casi enloquecedora mi nuca, colocó con delicadeza el collar en mi cuello. Me estremecí de pies a cabeza cuando sus fríos labios tocaron en un simple roce la piel de mi cuello y tuve que contener las ganas de rodar los ojos de puro extasis.
-Ahora señora Cullen, para mi pesar...-¿En verdad él creía que podía concentrarme en sus palabras si besaba de esa forma mi cuello?-...sin embargo, compromisos son compromisos.
-Edward...-murmuré débil y él soltó una risilla, ¿Lo hacía a propósito?
-¿Sucede algo?-gesticuló con inocencia sin dejar de torturarme.



Antes de poder asimilarlo, sus labios abandonaron mi piel dejando un frío doloroso. Cuando me giré a ver su rostro, una expresion traviesa se extendía en todo su esplendor.

-¿Me permite?-ofreció su brazo para salir de allí y no pude hacer nada más que aceptar.

En cosa de segundos estuvimos frente a la hermosa casa que se imponía en todo su esplendor con los pequeños faroles encendidos cuando la oscuridad de la noche amenazaba con caer.

Al entrar todos nos recibieron con esa calidadez caracteristica de la familia, porque al ver a todas esas personas allí sentadas en el sofá de una sala compartiendo, me hacia sentir en mi hogar, y aunque un gran e importante pedazo de mi hogar no estaba en esa sala o en ese sofá, no importaba, porque bastaba con que estuviera en mi corazon.

-¡¿Lo pueden imaginar?!-parloteaba entre risotadas Emmett. Me detuve a inspeccionar cada minimo detalle de su persona, esa forma en que él representaba la luz, porque no había forma de apagar esa alegría que él emanaba. Quizás de allí se podría sacar una fuente de energía inagotable-...entonces, su rostro era de desconcierto-seguía contando-... él, el increible capitán del equipo vencido por mi!

-Sí, lo podemos imaginar...-Rosalie, aquella mujer rubia de belleza exuberante, intentaba aplacar la energía de su relato. Una mujer la cuál con el tiempo se había convertido en una amiga, hermana, y en parte de mi familia.

-Por cierto, estoy trabajando en la fiesta de fin de año...-Comentó Alice con entuciasmo. Su pequeña figura era sostenida por los brazos de Jasper en el sofá. Informaba de sus ideas como un niño entregando la carta con sus regalos en Navidad. Sus ojos brillaban acompañados de una sonrisa natural. Por su lado, Jasper la miraba con adoración, como si nada en este mundo pudiera importar más.


-Estoy seguro de que la esperaran anciosos-respondió Jasper alentandola.


-¡Claro!,¿Quien no querría ver a Emmett Cullen en traje?-El oso nos enseñó sus grandes brazos haciendo posese que hizo estallar en risas a varios.


-¡No puedo esperar!-Exclamé.


-Claro que no puedes-Me guiñó un ojo junto a una reluciente sonrisa.


-Mejor será que guardes los ojos para tí mismo, Emmett-Dijo Edward a modo de broma y acerco mi cuerpo al suyo.


-Lo siento, Edward. Pero no puedo controlar mis encantos, será mejor que guardes mejor a tu esposa-devolvió él.


-Ya lo has oído-susurró mi esposo en mi oído, causando escalofríos.


Tomó mi mano y tiró de mi hasta el balcón que daba al patio trasero. Allí envolvió sus brazos en mi cintura desde mi espalda, y apoyo su menton en mi hombro.


Su cuerpo pegado al mío era la sensacion más maravillosa en el mundo, sus brazos sosteniendome como suya era sencillamente extraordinario. Su olor, sus labios, su piel, su ser...todo en él me hacía sentir en otro planeta.


-Te amo-susurró contra la piel de mi cuello.


-Y yo a ti-respondí grabando en mi mente las infinitas formas en las que me hacía sentir.


-No importa cuanto tiempo pase, o en que nuevo país, estado,hasta continente cambiemos. No importa si es de día o noche, si es un día caluroso o frío, truene o llueva. Tampoco importa si es el siglo XXI o XXII, si la luna se encienda o el sol se apague. Bella, lo unico que importa es que JAMÁS, escuchame bien, jamás cambiará lo que siento por ti. Te ame, te amo, y te amaré hasta el último día.


Incapaz de responder a algo como eso, me di vuelta en sus brazos y planté mis labios en los suyos de manera intensa, demostrando todo el amor que sentía por él y no podía ser medido en palabras, a lo que él respondió de la misma forma.


-Juntos por siempre-aclaré, aferrandome a él en un abrazo, como si en ello se me fuera la vida.


-Toda la eternidad...



FIN



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Y se acabó, tristemente la historia llegó a su fin y es una pena. Estoy conenta por todo lo que ha sido la experiencia, las criticas, los elogios. Debo agradecerles a nadie más que ustedes, las personas que dejaban su comentario en cada capítulo y a las que solo leían. Todo se los debo a ustedes, y es que si no, no habría existido motivo para sentarme frente al computador a escribir.


No hay más capitulos porque sinceramente la historia está muy explotada en sí, no tendría sentido seguir escribiendo en la nada porque se volvería aburrido. No cerraré el blog, me pueden seguir comentando en el tiempo y les prometo que si en algún momento me surje una idea buena, entonces será el momento de seguir con la historia. Este es como un punto suspensivo, quizás continua, quizás no. Aunque de hacerlo, será en un largo plazo.


GRACIAS, GRACIAS Y NUEVAMENTE GRACIAS.


Pueden seguir leyendo mi otra historia: www.unavidahumana-crepusculo.blogspot.com


¡Hasta una nueva oportunidad!


Aline Huerta

domingo, 27 de marzo de 2011

Cap.48 Despedida

Pov: Bella.

La luz matinal traspasaba el amplio ventanal de la sala en donde había estado sentada las últimas quince horas.

Edward no volvió, y Ness tampoco.

Mi paciencia se estaba acabando, y Alice lo sabía. Pero solo excusaba en que esperara solo un poco más.

-Alice...-comencé...
-Bella-suspiró-Ness llegará en cosa de minutos, pero creo que Edward no volverá.
-¿Cuando volverá?
-No creo que tenga planeado volver por ahora-todos en la sala me miraban con cautela.
-¿Entonces dime donde ha ido?
-No creo que sea conveniente...
-¿Alice podrías ir al grano?
-Solo espera que llegue Ness...
-Bien-acepté resignada.

Luego de unos diez minutos llegó Ness. No podía creer en la imagen que cruzó la puerta junto con ella.

Era Jake, Jacob Black.

-Jacob?-fue la gran interrogante.
-Hola-saludó simplemente.
-¿Que haces aquí?-caminé hasta él.
-Una larga historia-intervino Alice-Yo lo he traído.
-¿Tú?
-Sí.
-Wuau, estoy sorprendida.
-Jacob...¿Crees que podramos hablar?-inquirió Alice. Jacob asintíó dudoso.

Se marcharon y nuevamente caí en la anciedad. ¿Donde estaba Edward?

Despues de lo que fueron momentos eternos regresaron y entonces Alice y Carlisle me llevaron
al despacho.



-¿Me dirán finalmente que sucedió?
-Debes saberlo y no me agrada ser yo quien te lo cuente-fruncí el ceño. Esto no tenía cara de ser nada bueno.
-¿Que es?
-Edward ha tenido que marcharse-dijo Carlisle.
-Eso ya lose-no fui la más cortez del mundo pero estaba demasiado astiada de que me mantubieran con la duda.
-Bella...deberás volver a Forks-me observó con cuidado, como si quisiera evitar que de pronto me volviera loca.
-¿Y eso sería por...?
-Edward te está esperando allí. Isabella ha ocurrido algo...Edward no estaba seguro y viajó para confirmarlo pero...
-¿Le ha pasado algo a Edward?-la voz me flaqueó al instante.
-No, es...Charlie-inspiró profundamente mientras yo intentaba procesar sus palabras-El ha tenido un accidente de trafico, al parecer perdió el control del coche y...
-¿Está bien?-la pregunta me salió forzada y estaba segura de no querer escuchar la respuesta.
-No...el ha fallecido. Lo siento mucho, Bella-en ese instante el aire se me quedo atorado en la garganta.

De pronto sentí como las piernas me flaqueaban y pronto los pequeños brazos de Alice me rodearon en un reconfortante abrazo. Pero no eran esos brazos los que yo quería sentir, quería que Edward estubiera aquí conmigo.

-Lo siento-susurró Alice.

Si bien no compartí toda mi vida con Charlie el era mi padre, y lo quería.

-Ya hemos apartado nuestro vuelo, Edward nos espera.
-No es necesario-dije al fin-Puedo viajar sola.
-Preferiríamos acompañarte, Bella-no me opuse de nuevo, no tenía animos.

En un día estubimos allí. Cuando finalmente llegamos al aeropuerto de Seattle sentí como si el aire se hiciera respirable, él estaba ahí.

En cuanto lo vi me acerque casi corriendo hasta él y no tarde en caer en sus brazos. Me apretó fuerte y susurró varios lo siento.

-¿Estás bien?-preguntó besando mi frente.
-Sí, eso creo.
-Tranquila, amor. Estoy contigo-me abrazó de nuevo y nose cuanto tiempo estubimos allí, abrazados en medio del aeropuerto, pero no me importó.

Cuatro horas y llegamos a Forks. Fuimos hasta la antigua casa de los Cullen y me causo nostalgia volver allí, me recordaba muchas cosas, demasiadas.

-¿Quieres estar en el entierro?-inquirió con voz suave y tomó un menchón de pelo hasta colocarlo tras mi oreja-es mañana.
-No quiero que llamemos la atención, ni dar explicaciones, de seguro mamá estará allí-el asintió y se quedo en silencio-Pero esta noche iré a visitarlo a la reserva. Jake me dijo que Billy lo había llamado para decirle lo que sucedió y que allí lo estarían velando.
-Te acompañaré-aseguro.
-Gracias-hundí mi rostro en su pecho y me abracé a él lo mas que pude.

Todo en su habitacion estaba exactamente igual a que como lo recordaba, a excepcion de que los muebles estaban más deteriorados, pero seguía siendo la habitacion de Edward.

Jacob se fue en cuanto llegamos a la reserva, quería acompañar a Billy y me aseguró que le informaría de nuestra visita por la noche.

Durante algún minuto de la tarde llamó mi madre informandome de lo ocurrido. Fue dificil hablar con ella, pero termine excusandome de no poder viajar, se que debe de haber pensado que era una insensible, pero no querí arriesgar a los Cullen podiendo evitarlo.

Cuando el reloj marcaba la media noche fuí hasta la reserva junto a Edward, el resto se había ofrecido a acompañar pero me negué amablemente, solo le permití a Ness que viniera.

Cuando supo la noticia lloró, lloró todo el camino en el avión y Jacob la consoló, quería estar junto a ella pero no estaba segura de ser más fuerte.

-Bella-no fue un saludo, fue un lo siento.
-Billy-me acerque al hombre en la silla de ruedas y tomé su mano y me giré-Sue-solté la mano de Billy abracé a la mujer que había amado a mi padre, lagrimas caían por sus mejillas y me sentí mal de no poder hacerlo.
-Renne se ha ido hace una hora-me informó Jacob-vuelve mañana por la mañana.
-Gracias-susurré y volví mi vista hacia el cajon en medio de la pequeña sala de la casa de los Black.

Sentí una mano abranzandome por el costado y fue cuando me sentí lo suficientemente fuerte como para acercarme a despedirme hasta siempre del hombre que me creó, mi padre, Charlie Swan.
Y en el fondo supe que esto era lo que Edward me había advertido, que esta solo era la primera perdida de muchas más que vendrían. Que esta no sería la primera despedida, ni el primer dolor.

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Hola! Aquí mostrando señales de vida! :) No tengo excusa por ser una irresponsable, siento cada ansiedad de más que les hice pasar :(

Pero se agradece su apoyo incondicional, y quisiera agradecer a TODAS. Por ahí leí un comentario donde me decian que habian leído todos los capitulos en un día, eso es...simplemente
y enormemente gratificante para mi. Gracias a todas las personas que ocupan su tiempo en escribirme un mensaje a pesar de que no me lo merezca. Gracias de verdad.

Bueno y finalmente debo informar que la historia ya se acaba, y que no quedan mas de dos capitulos, quizás uno.
Me da nostalgia porque este fue mi primer blog, mi primer "experimento" y no me gustaría acabarlo, pero aún me queda la otra historia y por mientras no dejare de escribir :)

¡Hasta el prox capi! Abrazos a todas y MUCHAS GRACIAS!